Alimentación: pautas para evitar pérdidas en las aves
Algunos consejos para tener como opción cuando se tiene complicaciones

Las abundantes precipitaciones, registradas durante abril en la zona central de la Argentina, generaron serias complicaciones; como consecuencia de la demora en la cosecha, las plantas comenzaron un proceso de descomposición, con chauchas húmedas, abiertas y granos brotados. En este contexto, técnicos del INTA Pergamino –Buenos Aires– analizan los riesgos de la incorporación de granos brotados a las dietas y brindan recomendaciones para minimizar pérdidas.

“El uso de soja brotada en la alimentación de aves no es la situación más recomendable”, señaló Bernardo Iglesias, especialista en nutrición y alimentación de aves y cerdos de esa unidad del INTA, y aclaró: “En el caso que se decida su utilización, es necesario tomar recaudos para evitar las micotoxicosis”.

La incorporación de estos granos a las dietas causará una reducción significativa en el desempeño de los animales. “Uno espera que los animales tengan una ganancia de peso diaria determinada y con estos materiales no los vamos a alcanzar”, expresó Iglesias.

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Trabajos realizados por el grupo de trabajo Avicultura del INTA Pergamino determinaron que las pérdidas con soja brotada quedan evidenciadas en la merma de materia seca, una concentración de nutrientes no del todo deseable y una merma sustancial del contenido de lípidos y almidón. “Como consecuencia de estos cambios, es esperable que la energía metabolizable de éstos materiales sea mucho más baja”, explicó el especialista del INTA.

La reglamentación oficial para soja define como grano dañado a aquellos que presenten alteración sustancial en su color, forma y/o textura normal interna y externa. Dentro de esta clasificación se encuentran porotos brotados, fermentados, quemados y podridos, entre otros.

“La situación de emergencia por la que tenemos que atravesar, nos hace establecer recomendaciones a tener en cuenta antes de alimentar a las aves con estos materiales”, indicó Iglesias.

Uno de los principales problemas que se generan con la incorporación de estos granos, es que además de tener menor calidad, pueden contener micotoxinas. Para evitar que afecten a las aves, Jorge Azcona, jefe del grupo de trabajo Avicultura del INTA Pergamino, expresó que “antes de su incorporación a las raciones, es necesario evaluar la coexistencia de toxinas, debido a que conocerlas permitirá ponderar el riesgo de utilizar ese material y tomar ciertos recaudos”.

Será necesario analizar el perfil nutricional de las diferentes partidas de soja para decidir la utilización de secuestrantes de micotoxinas. “Más allá de recurrir a estas herramientas, es importante no alimentar a las categorías de animales sensibles, como pollitos BB, reproductoras y pavos, con estos granos”, recomendó Azcona.

En cuanto al diseño de las dietas, Iglesias aseguró que “no hay una sola respuesta; de hecho, varía según los ingredientes con los que cuenta cada productor”.

De acuerdo con Iglesias, los porcentajes de inclusión de estos granos dependerán del nivel de micotoxinas presentes, las categorías para alimentar y el grado de daño del material. “Por esto, no se puede dar una recomendación general”.

 

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