Los sistemas alternativos de
producción avícola que consisten en aves criadas en libertad o en pastoreo
continúan aumentando en popularidad. Entre los impulsores específicos que han
contribuido a aumentar esta tendencia, se incluyen las percepciones sobre el
bienestar y la nutrición de las aves de corral.
La aparición de sistemas de
producción de huevos no convencionales se ha producido en función del
movimiento hacia sistemas libres de jaulas y del auge de los mercados de huevos
orgánicos. Varios factores han contribuido a que estos sistemas de producción
alternativos se conviertan en un componente económicamente viable de la
producción avícola comercial, incluidas las preferencias de los consumidores y
el atractivo comercial general.
Sin embargo, la seguridad
alimentaria de estos sistemas es un tema potencialmente crítico, como lo
demuestra la serie reciente de casos de salmonelosis asociados con bandadas de
traspatio (Hardy et al., 2019), al igual que con la exposición a múltiples
fuentes de parásitos.
Además de los riesgos habituales
asociados con las enfermedades transmitidas por los alimentos, las granjas con
operaciones mixtas de cultivo y ganado presentan desafíos adicionales para la
diseminación de patógenos zoonóticos.
El otro desafío es el desarrollo
de alimentos económicos que cumplan con los requerimientos nutricionales
específicos de las gallinas ponedoras.
Sistema digestivo de las aves
El TGI aviar consta de varios
compartimentos que comienzan con el pico, seguidos por el esófago, el buche, el
proventrículo, la molleja, el intestino delgado, el ciego y el colon, y cada
segmento contribuye a la digestión general de alguna manera.
Una vez que se consume el
alimento, el esófago conduce los materiales de alimentación al buche, el
proventrículo y la molleja, donde comienza la digestión.
Se cree que el buche está
involucrado en el almacenamiento del alimento entrante, pero la tasa de paso y
la subsiguiente retención del alimento varían según la composición del alimento
y la frecuencia de la alimentación.
La fermentación también ocurre en
el buche por una población predominante de bacterias lácticas. La
combinación del proventrículo y la molleja proporciona una función
«similar al estómago» con el primero que produce HCl y pepsinógeno para
iniciar el proceso de digestión; mientras que la molleja proporciona la acción
de trituración para reducir el tamaño de partícula para producir una
digesta uniforme que sale y entra en el intestino delgado.
En los segmentos del intestino
delgado (duodeno, yeyuno e íleon) ocurre la mayor parte de la
digestión y la subsiguiente absorción de nutrientes. El resto de la digesta
pasa al ciego, que es el sitio principal de actividad microbiana donde
se alberga la población microbiana compleja, incluidos los anaerobios
estrictos.
La fermentación extensa de
carbohidratos ocurre en el ciego con la generación de ácidos grasos de
cadena corta (AGCC) y amoníaco a partir de la degradación del ácido úrico.
Finalmente, la digesta ingresa al colon y la parte restante se excreta como
material de desecho.